Entradas

Roca Descalza

       Hacía mucho tiempo que no tenía el calendario en blanco. Ninguna reunión, ningún viaje, ningún compromiso. Todo se había cancelado o pospuesto a causa del Covid-19. El vacío ante mis ojos me desconcertaba, pero al mismo tiempo, me proporcionaba cierto alivio. No había nada qué hacer, y por eso mismo, tenía la sensación de que podía hacer de todo.             Aquellos primeros días de vacaciones los pasé mirando blogs y artículos en busca de cualquier idea de viaje. Cansado ya de leer reseñas con títulos tan originales como “Los 7 pueblos más bonitos de España”, “10 lugares que visitar antes de morir” o “Top 5 escondites en los que perderse”, decidí abandonar mi búsqueda y optar por un fin de semana en casa.             Sin embargo,  el algoritmo de Internet -la versión moderna del sino romántico- tenía otros planes para mí. No me extrañó que, días después me aparecieran todo tipo de sugerencias relacionadas con mi búsqueda. Me bastó con una foto para desbloquear mis recuerdo

Sin reflejo

Perdona mi amor, hay días en los que no quiero sentirme viva.  Me escondo debajo de las sábanas y dejo que los angelitos del cielo me cuenten historias bonitas. Sueño contigo, que todavía me querías, y sueño con mis amigas cuando las veía y sueño también que las nubes saben a algodón de azúcar. Entonces despierto, y me doy cuenta de cuánto me pesan los huesos -y el alma-, de cómo de sucio tengo el pelo, de cuánto hace que no me lavo los dientes. Cada mañana se refleja en el espejo una versión nueva y más vieja que la anterior. No la reconozco, cada realidad se me aparece diferente, mezclada siempre con los sueños y la imaginación. Cuando salgo por la calle, veo las aceras sucias y mal asfaltadas, los árboles enfermos, un patuco perdido. La gente sonríe con los dientes torcidos; tiene la cara arrugada, las cejas sin depilar, los labios quemados y las orejas sin lavar. Hay madres que lloran, bebés que ya no. Los chicos matan por amor, las chicas aman para morir. El olvido
Tienes  la boca prendida de fuego  [continuamente] Están  tus palabras hechas de humo [forman nubes]  Son  tus manos de ceniza  [frías y muertas] Quemas  todo lo que por dentro llevas  [no quedará nada] Salvo  tus ojos azules  [¡tus ojos seguirán siendo azules!]
Una breve introducción al Todo En un lugar apartado de todo, nació Todo. Nadie sabe cuándo, nadie sabe cómo. Yo le conozco desde los 13 años, cuando embelesada por su obra, decidí imitarle. Creé una historia sobre un hada que manejaba la magia oscura. Descubrí más magia y creé una historia acerca de cuatro personas que controlaban los cuatro elementos. Sorprendida de mí misma, imitaba los grandes trucos de Todo a la perfección. Hasta que un día, inventé mi propio truco, una obra original y perfecta. Tenía 15 años y fue la vez que más cerca de Todo me sentí. De repente, no podía dejar de crear. Había descubierto una fuente inagotable de poder dentro mía. Pero todo no iba a ser tan fácil. Ese verano, Todo se me aparecía en sueños y me contaba cosas que yo no podía entonces comprender. Y llegó entonces el amor, de esos malos, que te hacen perder la cabeza. Mi vida era una montaña rusa de sentimientos acorde con la subjetividad de su mirada. Justo cuando parec